Se comenta bastante hoy en día sobre qué hacer con la cutícula, si cortarla, retirarla, empujarla o no hacerle nada.
Antes que todo hay que saber que las cutículas son una capa de células que componen la piel y que se ubica justo entre la uña visible y la matriz o raíz de la uña. Su función es proteger y sellar la uña para evitar posibles infecciones. De este modo, actúa como una barrera natural entre la capa visible (donde aplicamos el esmalte) y la zona interna o matriz donde se forma.
Hay personas que tienen cutículas gruesas, otras delgadas y personas que apenas tienen cutícula visible. En el caso de tener cutícula gruesa, se puede llevar a cabo el retiro parcial de la cutícula con el fin de no quitar el protagonismo a la manicura. En el caso de que sea una cutícula delgada o no la tenga visible, se recomienda repujar. Para esto se utiliza un ablandador de cutícula y diversas herramientas para empujar y mover esa zona de la uña.
Y siempre al finalizar la manicure o para el uso diario, se recomienda el aceite de cutícula, el cual se encuentra en farmacias, centros de estética o algunos supermercados. Éste se aplica en el borde de la uña, tanto para nutrir la cutícula (ayudar el crecimiento sano de la uña) como para el borde de la uña que generalmente se encuentra más seco.
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